Patio Herreriano
07.05.21 - 29.08.21
"La eterna frontera de la noche a la mañana".
Valdelomar
La exposición Trascendencia de Val del Omar está formada por cuatro películas pertenecientes a dos de los periodos más relevantes de la producción del cineasta granadino, o “cinemista”, como el prefería denominarse. Estos dos periodos son la década de los treinta y la de los cincuenta, dos momentos en los que se fraguaron sus filmes más relevantes. A la primera etapa pertenecen Fiestas Cristianas/Fiestas paganas, Vibración de Granada y Película familiar, realizadas todas ellas hacia mediados de la década de los treinta y en el entorno de las Misiones Pedagógicas, en las que Val del Omar participó activamente. En la segunda etapa, ya en los cincuenta, Val del Omar rodó Aguaespejo granadino, una de sus obras legendarias, que a la postre integraría el Tríptico Elemental de España del que también formarían parte Fuego en Castilla, rodada en el Museo Nacional de Escultura, y Acariño Galaico. En el tramo final de su carrera y hasta su muerte en 1982, se dirigió a una mayor experimentación técnica en busca de nuevas metodologías en torno a la luz, la forma y el sonido, elementos estructurales de su quehacer.
La presencia de Val del Omar en el Museo Patio Herreriano se desdobla a su vez en dos ámbitos diferentes que dan cuenta de la naturaleza poliédrica de su obra. Vibración de Granada y Aguaespejo granadino pueden verse en la Sala 9, el lugar que hasta hace poco ocuparon las pinturas de Soledad Sevilla basadas en sus conocidos esquemas ornamentales y en su relación con la luz. Es interesante recordar que Soledad Sevilla pasó muchos años en Granada, donde fue profesora de la Facultad de Bellas Artes, y ha vivido y trabajado ahí muchos años, inspirándose en ella para realizar algunas de sus piezas más aclamadas. En el espacio contiguo, la Capilla de los Condes de Fuensaldaña, permanece su instalación “De la luz del sol y de la luna”, realizada con hilos de algodón, una pieza que acompañará durante estos meses a las dos películas de Val del Omar sobre Granada, una ciudad que él mismo describía como “la eterna frontera de la noche a la mañana”.
En Vibración de Granada, filmada en 1935, se ven ya los mimbres de Aguaespejo granadino, rodada 20 años más tarde: un afecto especial por el agua en sus variables manifestaciones; una reflexión estética que nace del encuentro entre la luz y la arenisca roja, las sombras yendo y viniendo en rutinarias secuencias que definen atauriques y collarinos, con las faldas escarpadas de Sierra Nevada de fondo… El “Aguaespejo”, por su parte, con su imagen desbordando el marco, lleva estas pautas iniciales a otra dimensión mística, con la incorporación de referencias vegetales y animales en las que resuenan los ecos de la decoración nazarí. El sonido se desliza en el metraje desarrollando arritmias paralelas a aquéllas otras que también definen las secuencias de imágenes. Si bien “Aguaespejo” es muy posterior, en ella permanecen todavía vestigios de la aproximación documental, humanista y utópica de las Misiones.
En otro ámbito, el de la exposición de Piedad Isla. Un testimonio fotográfico en las Salas 1 y 2, Fiestas Sagradas/Fiestas paganas y Pelicula familiar, filmadas, como la “Vibración”, a mediados de los años treinta, tienen un mismo caracter documental. Las “fiestas” reúnen metraje rodado en Murcia, Lorca y Cartagena que se detiene ante diferentes formas rituales de la Semana Santa y de las fiestas de la Primavera, en un elogio de la luz y una clamorosa revelación de las pasiones colectivas. La Película familiar, por el contrario, evoca un ambiente más intimista, protagonizado por el propio Val del Omar, su mujer y sus hijos en diferentes situaciones, todas ellas, sin embargo, unidas por el asombro que produce cuanto de incipiente y prometedor se halla en el cine y en la vida.
Fuente: Museo Patio Herreriano